X Encuentro de Animadores a la lectura

Quan encara sona en el nostre record la dolçaina del Ternari    amb motiu de la concessió del  VIII Premi Pep Sempere, …

Pizpirigaña ens convoca, un any més a gaudir de

 

Arenas2014X Encuentro de Animadores a la Lectura

Podeu trobar tota la informació ( lloc, programa, allotjament, etc) en la pàgina web de l’Associació i en el blog  on podeu llegir l’excel·lent crònica de l’any passat .

I si encara dubteu, res millor que evocar les impressions d’un company que assistí l’any passat per primera vegada :

Un bosque y un oasis

Riocantos, 7, 8 y 9 de junio de 2013.

Fui a Riocantos a buscar un bosque, y encontré un oasis. Y para entenderlo, tuve que volver a la infancia, como hago siete veces a la semana. A mi infancia de geografía de capitales del mundo y de cuentos. Donde me enseñaron que los mapas sólo existen en la pizarra, y que los puntos de los países no están tan lejos los unos de los otros. Y que hay que vivir para contarlo.

Fui a Riocantos y me encontré con un río con piedras grandes, lisas y redondas como las de Macondo. Con dos poetas y dos creadores, dos maestras y una luchadora social, una perrita llamada Timba, un maestro, un cuenta cuentos, un titiritero y un cantautor. Y un escritor que nos enseñó que el Ruiseñor es el ave que mejor canta en todos los árboles menos en el diccionario de la real academia. Y un poeta que plantó una semilla en un libro, y salió un árbol. Y un titiritero que hablaba con sus títeres, y un crítico literario que no criticaba los libros. También había un ilustrador, y un artista, y un inspirador. Y pintamos un mural con puntitos y garabatos como los que colgaban en los árboles. Y aprendimos cómo los niños leen cuentos con onomatopeyas. Y nos enseñan a leer.

Fui a Riocantos y me contaron que en Camerún, hasta hace poco, a los buenos estudiantes les regalaban lotes de libros y a los malos estudiantes les regalaban machetes. Y pregunté al cuenta cuentos si aquello era un cuento. Y me contestó que la vida está llena de cuentos.

Fui a Riocantos y llegué por un camino que se hacía cada vez más estrecho. Y que cambiaba el asfalto por la tierra. Pero ¿qué camino no es estrecho y no está lleno de curvas?. ¿Y qué tierra no alberga raíces que se convierten en árbol?.

Fui a Riocantos y empezó a llover, y me enseñaron que no hay que rendirse ni ante la lluvia.  Me lo enseñó con su actitud un hombre, culto y pedante -en el buen sentido del término- que ejercía de director de orquesta en esta armonía entre la naturaleza y las letras. Un Fellini o un Lorca. Y, si se pasaba de largo, que ocurría a veces, la gente se encogía de hombros como riendo en voz baja y se decía: “cosas de Federico”.

Fui a Riocantos y regresé a mi mar de Valencia con la mente llena de subjuntivos. Y volví a creer en la educación, y en los cuentos y en los maestros. Me contaron, además, que en Elche, muy cerca de aquí, hay un oasis hacia la carretera de Crevillente. Y quedamos allí de nuevo. Y volví a casa con la maleta repleta de cuentos. Y la cabeza de sueños.

Y sí, Lola, hija mía. Como siempre me lo preguntas te contestaré antes: mañana será cuando nos despertemos.

http://javielgaviero.tumblr.com/post/52654312291/un-bosque-y-un-oasi

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